Introducción
Las lesiones químicas que afectan al ojo constituyen una urgencia donde el tratamiento debe instituirse de inmediato y donde la atención inmediata efectiva tiene una mayor oportunidad de prevenir la pérdida visual.
La caída de una sustancia química (materiales de limpieza, aceite caliente, cal, cemento, agua de batería, etc.) puede producir daños severos e irreversibles en el ojo aunque en un principio no se manifiesten, por lo que es muy importante el uso de lentes de protección cuando se manipula cualquier químico.
Causas
Los productos químicos peligrosos para piel, conjuntiva y mucosas, se clasifican en ácidos y álcalis. Las soluciones o sólidos ácidos corrosivos peligrosos son aquellos con un pH igual o menor de 3.5 y los álcalis líquidos o sólidos cáusticos son aquellos con un pH comprendido entre 11.5 y 14.
Los compuestos ácidos más corrosivos son el ácido clorhídrico, ácido sulfúrico (se utiliza principalmente para hacer fertilizantes, tanto superfosfato como sulfato de amonio, para fabricar productos orgánicos, pinturas, pigmentos, rayón, para refinar petróleo y en laboratorio clínico) y el más importante el ácido fluorhídrico (su uso doméstico se encuentra presente en removedores de óxido de uso casero, abrillantadores de aluminio y soluciones de aseo extrafuertes).
Los álcalis que con mayor frecuencia producen quemaduras son el hidróxido de sodio (soda cáustica, sosa cáustica o lejía), hidróxido de calcio (cal apagada), óxido de calcio (cal viva), hidróxido de potasio y cemento.
Síntomas
La córnea es un tejido transparente que al recibir una agresión química se vuelve opaca en un grado variable. Puede existir ojo rojo, ardor, dolor e intolerancia ver la luz, sin embargo las molestias no indican la severidad del cuadro, en etapas inmediatas al contacto con el agente agresor, la córnea y la conjuntiva pueden parecer normales, pero el daño progresará mientras el agente no sea retirado.
Tratamiento
Ante un ojo que sufrió un contacto con un agente químico debe iniciarse el tratamiento de inmediato, independientemente de la naturaleza (álcali o ácido) o de las condiciones de visión. El tratamiento oportuno es vital para el pronóstico visual final por lo que se deberá instituir lo más pronto posible, este tratamiento debe ponerse en práctica incluso antes de que llegue el personal médico capacitado. El tratamiento consiste en eliminar el agente mediante un lavado ocular. Idealmente se realiza con solución Hartmann (es la que se utiliza durante la cirugía intraocular) irrigada a través de un tubo estéril. Si no se cuenta con solución Hartmann debe iniciarse con la que esté disponible (salina, agua inyectable) o con agua limpia, es necesario que el lavado se realice por el mayor tiempo posible, se sugiere un lavado profuso por 15 a 30 minutos para eliminar totalmente los residuos del agente químico
Una vez que se haya realizado el lavado del ojo, es muy importante acudir a una revisión oftalmológica para confirmar que ya se retiró todos los residuos del químico e iniciar el tratamiento necesario para disminuir el daño producido, usualmente se utilizan medicamentos anti inflamatorios, antibióticos, agentes que promueven la cicatrización del área afectada y en algunos casos medicamentos para disminuir la presión intraocular